sábado, 22 de enero de 2011

Orgasmothoven

Dice mi casi amigo,jeje, Juan Antonio Jiménez, Sako, que las sinfonías de Beethoven dan ganas de matar a alguien. Eso me hace pensar en algo que dijo una vez Nietzsche sobre la música, y era algo así como, "quien podría evitar que alguien, arrebatado por la música, se levantara en un momento dado y se liara a mandobles con todo lo amado". (Es una cita de memoria y muy modificada, pero el fondo de lo que dijo se mantine).
Bueno, supongo que la estética no puede ir más allá de la ética, o quizás es que tienen que ir de la mano y por eso ese gesto ya no sería ni ético ni estético.
No sé, el caso es que escuchando la novena de Beethoven, más que ganas de invadir Polonia, a uno se le llenan los ojos de lágrimas por la hermandad perdida, de lágrimas por el héroe que, aún herido por mil flechas, mantiene el corazón alto, cada vez más alto. Lágrimas por el corazón del porvenir perdido.

P.d: Y que nadie lo encuentre, que después a quien cree encontrarlo le da por invadir Polonia o pasar a cuchilla a los antihermanos.



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