martes, 2 de julio de 2013

Egoísmo


Si la alegría es tan preciada, es por su inusual aparición. Quizás seamos, o yo sea, un maldito egoísta que solamente busca su bienestar. Pero, influyen tantas cosas en el bienestar de uno que, el egoísmo, bien parece que lleva en sí a un otro, o a otros. ¿Será el otro, o los otros, el que, los que, me hacen feliz? Puede ser. Pero, ¿no es un, unos, otros para mí? El otro es, siempre,un otro para mí. Por tanto, la alegría dependería de mí si todo fuera única y exclusivamente voluntad. Pero, ¿es todo voluntad? ¿Depende mi felicidad de mí? Ni puta idea. Ahora bien, morimos por intentar ser felices.