En primer lugar, vaya por delante mi admiración para Francisco Quirós por su osadía al hacer de espontáneo kínico en la Gala de los Goyas. Además, conociéndolo en algo, aunque esto le dé cierta notoriedad, estoy casi seguro que no lo hizo por ningún afán personalista.
Dicho lo anterior, hay que decir que su actuación dejó que desear. Un discurso plano, una reivindicación graciosa (el western extremeño) incluso que podría dar que pensar (no en vano Extremadura es el Oeste de Europa),se queda en mera tontería cuando lo importante, más que decir, era salir al escenario, llamar la atención. Cuando se corre el riesgo de salir, de romper el discurso marcado, el nuevo discurso ha de hacer sangre, romper y sacar a la luz algo escondido. Por desgracia, el discurso no estuvo a la altura de la acción, por lo que la acción global quedó en tontería, como el estornudo voluntario de un jovencito en una misa.
Ahora bien, viendo por donde van las cosas en la actualidad, no sería de extrañar que pronto viéramos alguna payasada fílmica en Extremadura... al tiempo.
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