Ayer leí que la melancolía era esencial para un pensamiento profundo, veraz, sin miramientos.Puede ser.
Hasta ahora me negaba a pensar que se pudiera sacar algo de la tristeza,si acaso una depresión de caballo. Pero últimamente empiezo a sospechar de los que siempre están felices, de los eternos optimistas, de los de la sonrisa profident.
No, en el mundo hay cosas muy tristes, desagradables, injustas, extrañas y raras como para que no nos pongan tristes. Quizás el espíritu despierto sea aquel que aún tiene la posibilidad de la tristeza, aquel que aún puede enterarse de las cosas que pasan.
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