domingo, 23 de diciembre de 2018

Tranquilo, pero no tanto

Me encanta escribir aquí. Simplemente porque sé que no me leerá nadie.
Todo sobra, está todo dicho. Qué me cuentas, qué cuentas. Qué peleas. No finjas, no llores. Vuela. Volemos. Tú por tu parte, yo por la mía. Sigue siendo la gilipollas que todos quieren ver. La estúpida guay. La de las fiestas. La que se ríe de todo. La niñata. La queda bien. La artista que todo quiere abarcar. La grande. Y lo serás. Lo serás. No te quepa duda.  Serás la que has querido ser. El espíritu que se quiso engañar una y otra vez. Perfecto. Ojalá aprendas a ver que tu grandeza, no es esa. Si no aspirar a la grandeza. Esa ya no serás tú. Esa ya será tu vida, tu corazón. Pero muy tarde, como todos. Y verás, que tu corazón, no es tan grande, y entonces, es posible, empezará a ser grande. Grande de verdad. Grande, porque ya no serás quién crees ser, sino cualquiera. Y entonces, ya nada te importará. Nada será igual del todo. Nada y todo se repetirá. Entonces, entenderás, que no eres tú. Que lo grande de ti no es justamente quién quieres ser, sino quién no eres. Lo que se escapa de ti. Ojalá. Te lo deseo. Por ti. Pero ahora No. Ahora no es. Ojalá lo sea, para dejar de ser.

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