domingo, 12 de junio de 2011

Mientras no cambien los dioses, nada habrá cambiado



* Tomamos como título prestado, y sirva de homenaje, el del libro publicado en 2002 por Rafael Sánchez Ferlosio.

Mucho se viene hablando del movimiento que se ha bautizado por los medios como “15-M” o el de los “indignados”. Y la verdad, aquí no vamos a movernos en interpretaciones del tipo que hacen los medios mayoritarios o los partidos políticos (si es que no es una redundancia en los términos). No, aquí más bien vamos a hablar como ciudadanos cualesquiera, como pueblo (si es que aún nos queda algo de eso). Y el pueblo, la ciudadanía, ya lo llevamos diciendo en nuestros articulillos todos estos meses, lo que mejor saber decir es que NO.
Aunque ya hayamos hablado de lo anterior en otras ocasiones, no será malo recordarlo. Así, si el pueblo lo que mejor sabe decir es que NO, es justamente porque el pueblo (la ciudadanía) se muestra como lo contrario al Poder, que es el que sabe (cree saber) cómo son las cosas, hacia dónde se encaminan y, por tanto, sabe en todo momento qué hay y qué no hay que hacer. De ahí que en el discurso del Poder (los que gobiernan al pueblo o aspiran a gobernarlo) dos sean las palabras fundamentales de su vocabulario: Realidad y Futuro. Y es normal que así sea, pues Realidad es todo aquello que existe, y el Poder tiene fe en que todo lo que existe es todo lo que hay, a saber, que la vida se agota en lo existente: pragmatismo les gusta llamarlo a los Políticos. Pero claro, como la gente no somos del todo tonta, nos damos cuenta que a cada paso las cosas no son tan perfectas y acabadas como en la Realidad tratan de vendernos, así que, cuando esto pasa, el término que utiliza el Poder es el de Futuro: “las cosas no están acabadas, pero se conseguirá en el Futuro”. Así, la Realidad se convierte esencialmente en fe (como no puede ser de otra manera pues nunca está agotada) en el Futuro. Las cosas se cerrarán en el Futuro: la Realidad como Futuro es un camino que venden como esperanza de cambio, pero en verdad, ya hemos aprendido que nada cambia, pues saber el futuro en el fondo es saber lo que pasará, y si sabemos lo que pasará, entonces es que ya ha pasado, pues cuando pase, si pasa, ya sabíamos que pasaría (¡Vaya gracia!). Y así andamos desde hace más de 10.000 años (esto es, desde que se inventó la escritura y contamos con eso que se llama Historia), tratando unos de imponer la Realidad a otros que, también tratarán de imponerla cuando renieguen de ser “los gobernados” y quieran ser “los gobernantes”.
Pero de esta Historia nuestra de 10.000 años ya, quizás podamos aprender algo muy concreto, práctico y sencillo, y es que, o se está con el Poder o contra Él. No parece que haya más medias tintas, así, todo reformismo del Poder no aparecerá como otra cosa sino como cambio para que nada cambie de veras: reclamar otra forma de Poder entonces no será sino reclamar el mismo Poder de siempre. Y esa es la inocencia que deberíamos perder: que no hay Poder bueno, que el Poder es siempre contrario a la gente, al pueblo y al sentido común. Que donde hay Poder, como no podía ser de otra manera, se da la escisión entre el hablar y el hacer, que siendo lo mismo, el Poder siempre habla de su distinción: “menos palabras y más hechos”, nos venden todos los días. (Si nos diéramos cuenta de que cosas y palabras son una y la misma cosa, quizás algo cambiara; pues la táctica del Poder es hacer de lo común del lenguaje algo privado, desvalorizándolo para que a nadie le de por hablar de veras, esto es, sin un vocabulario restringido y utilizado a su antojo [que son los que lo inventan] para su mayor Poder y Gloria.)

Y esto anterior es lo que tiene que tener claro todo movimiento ciudadano que quiera liberarse en algo: que toda lucha que trate de cambiar algo y que se las vea, en definitiva, con la Realidad, se tendrá que situar o con el Poder o contra él. Que no cabe un Poder reformador, un Buen Poder; pues todo Poder, a fin de cuentas, para serlo, necesitará unos gobernados que estén por debajo de Él. Y este es el error de reclamar una “Democracia Real”, esto es, una especie de reforma del Sistema imperfecto para que llegue a su perfección. Y es que su perfección es del todo imposible, pues “el Poder del Pueblo” no deja de ser una contradicción, pues, si el pueblo gobierna, ¿quiénes serían los gobernados? ¿El pueblo mismo como gobernante y gobernado? Si fuera así, entonces carecería de sentido la diferencia entre gobernar y ser gobernado, y la Democracia no sería otra cosa que su propia autodestrucción. Ojalá fuera la destrucción del Poder por su propia contradicción lo que se buscara; pero no, el movimiento de “Democracia Real ya” (no en absoluto, pero sí mayoritariamente en base a la plataforma del mismo nombre) únicamente trata de reformar el sistema: que los banqueros no se enriquezcan tanto (un poco sí, pero no mucho), que los políticos ganen menos (y no que nos dejen en paz de una vez), que haya participación ciudadana en las instituciones (no se han dado cuenta que en esas instituciones al final el lema es “¿qué hay de lo mío?), que se pongan límites al sistema capitalista (un poco de Mercado sí, pero no mucho. Como si el Mercado no se guiara siempre por tratar de hacer de cualquier cosa Dinero)... Es así que el “15-M” no servirá de nada si continúan por el camino de utilizar los mismos medios que el Poder.
De esta manera, si queremos que cambie esto que soportamos día tras día, si queremos destruir esa mentira de la Realidad que nos entristece la vida, lo mejor que podemos hacer es expresar nuestra indignación, nuestra tristeza, nuestro cabreo ante tanto abuso, tanta mentira, tanta crueldad y miseria. Y decir que NO, que no nos los creemos. Y que hablar así, descreyendo y diciendo que No, ya es hacer algo, pues el pueblo no necesita creer en un futuro mejor que ya se ha demostrado en la Historia como mero cambio de las élites; que el pueblo, lo que nos quede de ello, es siempre lo reprimido, lo angustiado que se libera diciendo que NO. Sólo el decirles que NO, que NO queremos cambiar para seguir igual, ya nos trae un soplo de aire fresco, una esperanza de que aún no pueden Todo. Que hay posibilidades que no son futuras, que están aquí y ahora, que no todo está acabado, que aún podemos expresar nuestra indignación, que es lo que nos da alegría. No necesitamos más Democracia (no aguantamos la que tenemos, como para que aún sea más Real), sino más sentido común, que es el sentido de cualquiera porque no es el de nadie. Y lo común, lo que nos hace fuertes, es decir que NO a la mentira que nos venden todos los días, no proponer soluciones creyendo en un Poder Bueno e Inocente porque no lo hay. Y si nos preguntan, “y entonces, ¿cuál es la alternativa?”, la respuesta es clara: “No, las alternativas son alternativas siempre del Poder mismo. Nos-otros (es decir, nosotros como alteridad, como otros) no sabemos del Futuro”. Quizás así surja algo nuevo, algo que aún no esté escrito en el camino ya diseñado por lo mismo y los mismos de siempre. ¿Una utopía? Sí, pero en su sentido etimológico: 'u-topos', es decir 'sin-lugar específico'. Como la 'u-topía' de Machado, ése que nos venía a decir que no había camino, sino que se hacía camino al andar.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

esto lo he leido yo por la calle

Anónimo dijo...

perdón, quise decir en la calle

Rigaudeau dijo...

Sí, se publica a la par aquí y en la calle. Mejor en la calle, por supuesto.

Anónimo dijo...

esta pegado en la plaza en la pared donde el 15m xd un saludete

Rigaudeau dijo...

Vaya, pues me alegro. Ojalá ayude en algo para que esto no se muera y seguir luchando.

Saludos.

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=LamL_VyQYLw&feature=related

Anónimo dijo...

http://www.nodo50.org/tortuga/Entrevista-sugerente-a-Miguel

Rigaudeau dijo...

Muy interesantes los enlaces. Llenan de alegría.